Vi llorar a mi viejo muy pocas veces. No le gusta y se enoja cuando yo lloro. Creo que es porque le duele en exceso, se tilda, no sabe convivir con las lágrimas. Quizás lloró demasiado. Una de esas pocas veces, fue cuando hablando de literatura rusa, andá a saber qué historia le disparó qué cosa y se le escapó un llanto intenso, profundo, sólo pudo decir: "se me pasó la vida, estoy viejo" sin poder parar de llorar. Hoy sentí lo mismo y entendí su llanto porque me desbordó el alma de la misma forma, las mismas pesadas lágrimas, arrancaron el mismo dolor. A papá esa sensación se la trajeron viejas palabras, a mí, viejas fotos. Estaba buscando archivos de los chicos hoy a la mañana y encontré tesoros casi olvidados. Verlos chiquitos, felices, en un degradé temporal se acercaron al presente, poniéndose más grandes a medida que aumentaban los pixeles de la resolución de las imágenes. Y me angustié, sentí que se me pasó también la vida, me llené de temor, temor de perderlos, de irme sin verlos adultos, sentí el paso del tiempo.
La vida pasa señores, se va sin mirar atrás, se escapa corriendo como caballos desbocados mientras peleamos las miserables batallas que nos imponemos. Nos preocupa tener más, estar en otro lugar, ser otro. Sufrimos por el trabajo, por las bajezas del dinero. Batallas inútiles cuando las ponemos a través de la luz. Me pone triste ver que la vida se nos escurre de las manos por tenerlas ocupadas con otras cosas.
A veces es como un nudo que presiona pero que no sabés en dónde está.
ReplyDeleteMe encantó el final.
Saludos,
maru.-
Cuando veo llorar al hombre que amo me invade la impotencia, y también, me invade la ternura al estar cerca de alguien que, desbocadamente y con pasión, agarra su vida, la tiene y la comparte, a veces sin darse cuenta, con tanto amor.
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