ruta
No sentí el golpe. En la oscuridad total comencé a oir lentamente. Como una reverberación lastimosa aparecieron los quejidos y luego los llantos. No sabía dónde estaba pero un olor desconocido me invadió. Era el olor a sangre, a muerte. El ómnibus estaba dado vuelta y yo tenía pedacitos de vidrio pegados en la cara. Tantié con miedo si podía mover las piernas y cuando los dedos tocaron algo duro, me tranquilicé. Me dolía terriblemente un brazo que imaginé quebrado. Repasé rápidamente mi cuerpo y aparte del brazo, sólo estaba golpeado. Por suerte no sabía en ese momento que estaba enganchado mi cinturón con algo. El color negro de la noche con el terror se torna más oscuro y cuando un auto iluminó la ruta, el reflejo en mi ventanilla rota me cegó por un rato. Cerca tenía una mujer que gritaba y otra llamaba a alguien. Pensé en llamar pidiendo ayuda pero el celular estaba en el bolso quién sabe dónde. Las situaciones extremas nos sorprenden con un abanico de reacciones posibles y a mi me tocó la calma. Pensé en salir pronto y también en ayudar, cosa que me envalentonó y supongo hizo que me sonroje inútilmente. Recordé "Amanece en la ruta" y comenzó a sonar dentro de mi cabeza. Simultáneamente al pensamiento de que algo así no iba a pasar, aparecieron los primeros destellos naranjas. Brillando en la nada impenetrable, los rojos, amarillos y azules anunciaron la presencia del fuego. Traté de moverme y un tirón traicionero me detuvo por la espalda. La desesperación nubló a la razón y mil alternativas sobre que hacer sólo intensificaron el dolor. Cuando dejé de intentarlo, las imágenes de mis hijos empezaron a fluir como también lo hicieron los rostros de la gente que amo. Nunca apareció ese flashback maravillloso y no reviví mi vida en un segundo, Pensé en papá que estaba perdiendo un hijo. Pensé en que mis hijos me iban a recordar sólo por fotos y videos ya que la memoria es injusta. Pense en mi novia que iba a perder sus dos hombres casi al mismo tiempo. Lloré por última vez y con la sensación de que mi mamá me abrazaba, empecé a cantar: "amanece en la ruta, no me importa dónde estoy....."
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