dios

El otro día estaba ordenando la biblioteca en casa y en medio de todo el quilombo de libros, pelis y juguetes me encontré con una bola que primero pensé era de los chicos y después me intrigó tanto por su textura que descarté esa idea por completo. ¿Qué era? ¿De quién? La esfera perfecta pulida al extremo, tenía una línea por su ecuador y maniobrándola como lo haría un mono con un ipod, la gire por todos lados hasta que se abrió. Cuando tuve las dos mitades en cada mano, una luz quedó suspendida en el lugar exacto que estaba la bola cuando se dividió en dos, me petrificó el terror. Pensé en inteligencias superiores, en robots de asimov, en aliens y en "The Twlilight zone" Al mirar comencé a entender todo. Todo, todo. La vida, el origen de las cosas, el espacio, el tiempo, el universo. Sus leyes, el infinito. Recordé mientras mi ser se expandía ante semejante revelación, el aleph del ciego inmortal y me entregué a la belleza total de saberlo todo. Como llenándome, fui sintiendo un desapego por lo que hasta ese momento me interesaba, mis hijos, el amor, mi vida, el trabajo, el mundo, el futuro, la humanidad. Se perdían en la inmensidad de algo fuera de escala. El entendimiento y tener absolutamente todas las respuestas me convirtieron en dios sin que lo pida. Ser un dios. La puta madre, ahí en cuclillas en parque chas, en una casa alquilada. yo con mi laburito y mi sueldo de morondanga, Sin más poder que el que ejercía sobre el illustrator, de pronto podía crear un universo. Me pregunté si los filósofos pudieron meterle mano a este aparato o si era una carambola universal que me topara con él. Cuando estaba por explotar me emocioné al entender las distancias infinitas, la razón de todo esto. Nada era un secreto y compuse la música más maravillosa que alguno pueda concebir y mientras me desprendía de mi cuerpo para unirme al enorme entramado de luz, color y energía, despierto.

ruta

No sentí el golpe. En la oscuridad total comencé a oir lentamente. Como una reverberación lastimosa aparecieron los quejidos y luego los llantos. No sabía dónde estaba pero un olor desconocido me invadió. Era el olor a sangre, a muerte. El ómnibus estaba dado vuelta y yo tenía pedacitos de vidrio pegados en la cara. Tantié con miedo si podía mover las piernas y cuando los dedos tocaron algo duro, me tranquilicé. Me dolía terriblemente un brazo que imaginé quebrado. Repasé rápidamente mi cuerpo y aparte del brazo, sólo estaba golpeado. Por suerte no sabía en ese momento que estaba enganchado mi cinturón con algo. El color negro de la noche con el terror se torna más oscuro y cuando un auto iluminó la ruta, el reflejo en mi ventanilla rota me cegó por un rato. Cerca tenía una mujer que gritaba y otra llamaba a alguien. Pensé en llamar pidiendo ayuda pero el celular estaba en el bolso quién sabe dónde. Las situaciones extremas nos sorprenden con un abanico de reacciones posibles y a mi me tocó la calma. Pensé en salir pronto y también en ayudar, cosa que me envalentonó y supongo hizo que me sonroje inútilmente. Recordé "Amanece en la ruta" y comenzó a sonar dentro de mi cabeza. Simultáneamente al pensamiento de que algo así no iba a pasar, aparecieron los primeros destellos naranjas. Brillando en la nada impenetrable, los rojos, amarillos y azules anunciaron la presencia del fuego. Traté de moverme y un tirón traicionero me detuvo por la espalda. La desesperación nubló a la razón y mil alternativas sobre que hacer sólo intensificaron el dolor. Cuando dejé de intentarlo, las imágenes de mis hijos empezaron a fluir como también lo hicieron los rostros de la gente que amo. Nunca apareció ese flashback maravillloso y no reviví mi vida en un segundo, Pensé en papá que estaba perdiendo un hijo. Pensé en que mis hijos me iban a recordar sólo por fotos y videos ya que la memoria es injusta. Pense en mi novia que iba a perder sus dos hombres casi al mismo tiempo. Lloré por última vez y con la sensación de que mi mamá me abrazaba, empecé a cantar: "amanece en la ruta, no me importa dónde estoy....."

que lo parió

Lo primero que recuerdo de él son los dibujos de un gaucho en la revista Hortencia que leía por "Negrazón y Chaveta" y no me llamó la atención, no por falta de genialidad (que en ese momento no sé si tenía) sino porque siendo un pibito no entendía nada. Lo primero que me gustó fué Boogie el aceitoso. Mucho. Me parecía increíble el personaje, hoy me sigue sorprendiendo lo rico y oscuro que es, atado a su época, es el personaje que más atesoro. Será porque me remite a mi infancia, lo cierto es que ahí va a quedar. Luego vino Inodoro que como a todo el mundo, hizo llorar de risa. Domingo por medio la revista de Clarín tenía otro peso. "Esta semana está Inodoro!!!!!" pensaba mientras desparramaba el diario para ir a lo importante, a lo genial.
Las líneas que dibujaron esas vidas (como también las de Quino) dibujaron la mía.
Y luego vinieron las letras, las palabras, las historias, el autor que se convierte en personaje. El locuaz. El canalla. El tipo de rosario, ciudad que amo por Migue y Vanesa, por Newells, por Fito, y por él. Con el tiempo pude ver todo lo que tenía de Woody Allen y ayer cuando me enteré de su muerte, pensé en por qué tantos genios o gente que uno ama colectivamente, se mueren con mucha piola en el carretel. Y pensé en Woody. En que se merece vivir mucho como se lo merecía el negro. Cuando leí que estaba enfermo, me dolió saber que vendría el deterioro físico, el no poder moverse, hablar como hubiera querido y después del shock cuando Diego dijo "nooooo, se murió Fontanarrosa!" me alegré en el fondo, porque él no quería desdibujarse (como estaba haciendo el destino usando el pulgar) borroneándolo hasta hacerlo una mancha. Me alegra que alguien lo haya borrado de acá para dibujarlo donde el negro merece estar. En el cielo.

Anton Ego

In many ways, the work of a critic is easy. We risk very little yet enjoy a position over those who offer up their work and their selves to our judgment. We thrive on negative criticism, which is fun to write and to read. But the bitter truth we critics must face is that, in the grand scheme of things, the average piece of junk is more meaningful than our criticism designating it so. But there are times when a critic truly risks something, and that is in the discovery and defense of the new. Last night, I experienced something new, an extraordinary meal from a singularly unexpected source. To say that both the meal and its maker have challenged my preconceptions is a gross understatement. They have rocked me to my core. In the past, I have made no secret of my disdain for Chef Gusteau's famous motto: Anyone can cook. But I realize that only now do I truly understand what he meant. Not everyone can become a great artist, but a great artist can come from anywhere. It is difficult to imagine more humble origins than those of the genius now cooking at Gusteau's, who is, in this critic's opinion, nothing less than the finest chef in France. I will be returning to Gusteau's soon, hungry for more.

milagro en la casa de titi

Vivo en este laberíntico misterio que nos ofrece la ciudad de buenos aires desde hace unos años. Desde que un día se fueron Sebas y Titi a la madre patria a buscar el futuro que acá no imaginaban. Y todo este tiempo sentí lejana esta casa. Era una casa, no mi hogar. A unos metros de la esquina de Bauness y Bauness. Será que me vine de prepo que no la quiero. Será que mi permanencia es inestable. Por el miedo a que vuelvan los chicos de golpe, o que la vendan o que me pidan mil euros de alquiler, nada es peor que no saber dónde vas a vivir. Cada diciembre con su visita de españa, crecía la incertidumbre sobre mi destino en esta esquina. Me sentí sin techo. Y pasaron uno tras otro los años y yo sin quererla aún, pese a que la pinté y la cuido más que si fuera mía. No hay caso, no tengo química con la casa de Titi.

Hasta hoy.

Porque los milagros ocurren y hoy sentí un ruido nuevo sobre esta cúpula transparente que me cobija día a día. Era el ruido de la nieve acariciándolo todo. Y ese ruido me encantó. Y prendí las estufas y me sentí cobijado. En casa. Abrigado como nunca. Yo sobreviví acá una etapa dura, de cobrar una miseria trabajando como un burro, una separación, el tener a los chicos salteados y pienso que sin este refugio, no hubiera podido superarlo. Hoy las incertidumbres continúan y sigo esperando diciembre como siempre a ver que viene, pero esta vez la vigilia será diferente porque desde hoy a esta casa, la quiero.

noche

Estoy por salir. Adrenalina. Las ganas que juegan haciendo cosquillas por todo mi cuerpo. La música en el pecho, el dulce sabor en la boca, la sensación de inmensidad. De ser todo. Gotas de agua salpicadas por alguien. El calor del amor que te cocina lentamente. La vida en toda su dimensión que me recorre las venas. Me convierto en luz, en color. Es la previa, el momento antes de entrar a la cancha. Tensión. Esperar que todo salga redondo como si la noche fuera el universo entero mientras el tiempo circular las emparda todas, dejándonos sólo matices para recordarlas. Los amigos, las caras nuevas. Todo lo que me va a llenar el vacío que me deja el que hoy no estés.

hoy

Hoy es el mañana que ayer temías tanto