"Terapia para todos" con James Lipton

Quiero dejar en claro que todo lo que se me ocurre tiene que ver con el país y no quiero que esto sea la sucursal devaluada de Crítica o del pasquín que elijan. No estoy inspirado para nada, estoy preparando un viaje y como pueden llegar a adivinar, es de las actividades que más me gusta, más que el cine y todo lo demás. Sólo tengo en la cabeza tarifas y disponibilidades, trayectos, países a visitar. Ciudades que me tientan ofreciéndome su arte y su arquitectura. Ventanas de Safari con buscadores, campos a completar con cantidad de pasajeros, datos, íconos pequeños con calendarios que al abrirse me hacen saborear el disfrute de la previa (que tanto he pontificado) trenes, aviones, hoteles con y sin baño, con pasillos donde hay que correr en bata para pegarse un duchin. Euros inalcanzables, dólares y pounds, números que me dicen a los gritos que estoy loco, que no puedo ser tan irresponsable con mi futuro y con mis hijos. No sé, mi vieja sufrió toda su vida por tener una casa, o mejor dicho, por haber perdido 2. Y sin embargo cuando saludó a todos desde el andén, no hizo diferencia que la tuviera o no. En mi último día les cuento si hice bien o mal. Mientras tanto esperen novedades.

Me dejé llevar con esta explicación de por qué no les escribo y terminó siendo "Terapia para todos" con FR. Me voy antes de que les cuente todos mis traumas y cuando me vean se me caguen de risa en la cara. Me voy a un rincón a chuparme el dedo mientras me balanceo lentamente. Adiós.

BWV 1056

El cine es una de las cosas que más me gustan en la vida. Te sorprendería saber cuánto. Me gusta como a Borges le gustaba la literatura, o más y si bien él superó la vergüenza y el miedo para crear (ayudado por su genio) yo nunca pude dar ese paso necesario para pasar de disfrutar a realizar. Acabo de ver una película maravillosa, inteligente y distinta; me voy a guardar cuál es, quiero que aceptes el reto así puedo volcar las profundas sensaciones que me produjo. Hoy pasé antes de venir para casa por el video de la vuelta de la agencia y junto con una de las últimas de Kim Ki-duk, me traje un par más. Cansado y todo, puse el equipo, agarré el control, y después de apretar el botón de play, me sentí cayendo por un pozo sin fin, embargado por una emoción tal que pensé en despertar; temí no llenar las expectativas con el resto de lo que a los pocos minutos ya era una gloria inimitable. Me sentí como hace años, sentado en una butaca de un cine que ya no existe, sorprendido y shockeado por la fuerza de los tonos y el color visceral que le dio Sacha Vierny a la obra máxima de Greenaway "The Cook the Thief His Wife & Her Lover". Quizás el tema, la fotografía extrema o la música de Bach hicieron que me pierda en la nostalgia y sufrí nuevamente la sensación de estar ante una obra de arte en estado puro. Como una droga que te descoloca por completo, sentí que las lágrimas correrían como lo hacía la línea de una ilustración que acentuaba el contraste entre lo real y lo irreal, entrando caprichosamente en la trama para mostrarnos un pasado que fue (que yo no puedo soltar). La memoria perdida en el bosque de la noche, donde la única alternativa para recuperarla es perderlo todo.

Extraña, esta película clavó su filoso puñal en mi pecho muchas veces, mostrando cuán indefenso estoy ante el amor, reflejando todos mis miedos, espantando el sueño y los fantasmas que me torturan sobre quedarme sin nada. Así transcurrió hasta que una mirada a cámara me dio la señal de que se iba para siempre el tener todos mis sentidos al límite, y sin motivo, ante la nada, fundiendo a negro se produce lo que en ciertas ocasiones ocurre el llegar a la cima de una expresión artística, desborda mi alma como un vaso olvidado debajo de un chorro de agua infinito.

cosas que pasan

Se pasaron de largo ideas para cuentos, cosas que quise decirte, alguna me gustó en el momento pero no anoté. Palabras que nadie va a devolver porque las condiciones que hicieron que esas ideas se ensamblen, como las figura que arma un chico con sus lego, se esfumaron para siempre. Pasé horas cargadas de cansancio improductivo, de largos viajes a lejanos lugares en trenes podridos. Días que pasaron entre sueños (de los más hermosos) y preocupaciones (de las más horrendas de todas) momentos mezclados con una perversidad que sólo imaginan los vengativos dioses del olimpo. Por eso te pido una vez más que me aguantes y que al entrar, sepas que no me olvidé de vos querido lector amigo, sino que en cuanto ordene un poco los bloques, voy a ver que armo. Ganas e imaginación, no faltan.