Paris es una ciudad sorprendente, inmensa en una medida que no sigue reglas ni responde a las leyes de la física. Es un lugar donde sentís irremediablemente algo, te impide ser indiferente. Constantemente te seducen aromas, colores, elementos simples como un mosaico o una puerta de calle te quitan el aliento, siempre aparece algo que te cachetea el corazón. En mi anterior visita hace unos años, enfoqué hacia lo inerte, la arquitectura, la ciudad en sí. Paredes, ventanas, muros de piedra, mármoles, plazas, el verde furioso que descubrí a medida que me internaba en el hermoso cuadro que es francia, desde la ventanilla de un tren. Lo único con vida en lo que reparé fue el arte y la intensidad de mi encuentro con él no dejó energía para nada más. Esta vez ocurrió todo lo contrario. Fue una visita humana, cargada de emoción paternal ya que el centro de todo fue mi hija y con esa visión puse el ojo en cosas que no había visto y eso me convirtió esta experiencia en reveladora, irrepetible. El foco no estaba ni en mis deseos ni en mi persona y si bien la cámara robó parte de mi atención y seguí mirando para arriba, esta vez miré a la altura de los ojos y más abajo también.
La sorpresa más grande fue darme cuenta que en Paris la moda no está solo en las vidrieras y en las pasarelas sino en la calle. No hay otra ciudad en la tierra donde la elegancia sea tan marcada como aquí. No sólo las mujeres, los hombres con sus mujeres y sin sorpresa los hombres con sus hombres portaban lo que parece que nadie usa cuando pasás por FTV. Galiano, D&G, Ford, Gucci, Dior o Yves Saint Laurent que dijo adiós en esos días; la moda es parte de la gente, de la calle, de la ciudad. Estilo en tiempo real. Sorprendido por eso, con los días empecé a percibir que la belleza de las parisinas no tiene comparación con nada y supongo que desde los días del enorme Toulouse las cosas han sido así. Tuve la suerte de andar por algún que otro lugar y créanme: las mejores mujeres del mundo no son argentinas. La belleza incomparable de las chicas con las que te topás en cualquier arrondissement es sorprendente. Amelies andan por ahí con una gracia inimitable y si a eso le agregamos que hablan francés, bueno, "Cerrá Pedro!". Obviamente hay cachivaches como en todos lados y mujeres con un perfil digno del César están a la orden del día. Lo que te deja boquiabierto a niveles de un tiburón blanco, es la cantidad de rostros que como mínimo catalogaría de perfectos. Miradas de una profundidad que roban el alma. Tuve con Anabella y con alguna otra chica, discusiones sobre mi incapacidad para darme cuenta cuando un tipo era lindo, y esa cosa de no soy puto que hace que no quiera ver. Ok, Clooney o Pitt tienen una facha inalcanzable eso lo ve hasta Sandro, pero con la gente real no lo percibo como podría hacerlo otro mortal o mejor aún, mi hermano. Esta vez amplié el criterio y así como la alegría no solo es brasilera, la belleza no es solo femenina. Ropa impecable, percha tipo Brosnan, accesorios alucinantes y a diferencia de NYC donde la elegancia es reservada al mundo gay, acá está diversificado a un espectro más amplio.
Y hablando de rosas, no todo son rosas porque la baranda a mandril sigue existiendo y si bien los perfumes nos abrazan en el subte y en todas partes, te encontrás de pronto en hora pico en situaciones más gauchescas tipo el Roca que de la Rive Gauche. Es así, negros hay en todos lados. Y este negrito de Spegazzini caminando por Saint Germain feliz con su hija a su lado se regocijaba el espíritu a cada paso, a cada click. Momentos hilvanados que con los días se pulen, ganan brillo y como dijo mi gran amigo Bioy Casares con respecto a la previa y al después de las vacaciones, estoy en el momento en que la distancia y la memoria le suben la saturación, el contraste y le dan un poquito de sharpen a los recuerdos para que tengan un color que sólo la mano del genio de Caprese pudo igualar acostado arriba de un andamio puteando bajito contra las órdenes de un papa.
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ReplyDeletehttp://comprarnoescrear.blogspot.com/2008/07/por-qu-no.html
Hagamos de una noche especial, una noche inolvidable!
Saludos!
perdón ahí lo leí y me enamoré de parís.
ReplyDeleteya quiero ver esas amelies.
si te ponés el puestito allá, corro atrás tuyo, eh.