Oscar

Saben que el cine me cabe como pocas cosas y teniendo un paladar negro de película 35 mm sin revelar, admito sin ponerme colorado que mucho del cine de Hollywood me gusta. Como también me gustan los festivales. Mucho. Todos. Cannes, Venecia, Berlín, San Sebastián, los Golden Globes, Sundance. Osos, palmas, globos, conchas o leones, estatuillas que pasan de manos al compás de las modas y el comercio, que es en lo que la industria cinematográfica se ha convertido por completo hoy. Justas y no tanto, marketineras, snobs, las premiaciones me encantan y tengo en la cabeza muchos megas ocupados con ganadores y nominados de aquí y allá. Hace muchos años, en mi casa, los lunes en los que se entregaban los Oscars eran noches especiales. No me acuerdo si el resto de la flía se prendía, pero con mi vieja hacíamos un prode donde votábamos por pelis que la mayoría de las veces no habíamos visto (no se olviden que antes estrenaban cuando querían y muchas veces era al año siguiente de la fecha de lanzamiento). Sin embargo sentarse a ver los Oscars era un momento tan Kodak como el teatro donde se entregan ahora y yo era siempre era el que se quedaba hasta lo último cuando el sueño y el tener que ir a laburar temprano ganaba desertores a la causa. Alegrías e indignaciones se mezclaban en un coctel agridulce como después comprobé que ocurre en toda premiación. Por mi trabajo, me tocó estar nominado y la panza se estruja antes del anuncio siempre, miren que soy conciente que nada cambia con un oro bronce o plata. Pero los nervios del Oscar son distintos, seas nominado o un gil que está del otro lado del mundo enfrente de la tele, y aunque les suene irreal, un cosquilleo antes de abrir el sobre me ganaba y a veces un grito casi de gol se escapaba, ahogado por la hora, ante el triunfo de uno de los míos. Hay pelis que aún hoy no vi, indignado, como "Ordinary people" que le ganó a "Racing bull" llevando la cota máxima de injusticia a niveles nunca igualados. Los que forman parte del mundo del entretenimiento, hacen feliz a la gente y uno termina queriéndolos. Y el cariño emociona contagiosamente, como cuando ves un tipo grande pucherear o en la sección "In Memoria" donde desfilan por última vez llenos de gloria por la pantalla plateada los que se fueron, afanándote un lagrimón de vez en cuando. Este año volvió a mi casa el prode después de mucho tiempo; con mis hijos, mi novia y hasta mi viejo que perdió todos sus puntos por seguir ciegamente al viejito que va contra reloj hacia una juventud a la que nosotros, en contrapartida, vemos cada día más lejos.
Quiero votar las pelis que haga Otto, verlo levantar sus premios o las de Migue Schverdfinger, que cuando leo su nombre en los afiches me lleno de ese orgullo especial que regalan los amigos. O como hace unas semanas, que me alegré infinitamente con 3 osos que ganó un Gigante en Uruguay, e indirectamente (muy indirectamente en este caso por tristes razones) sentís en carne propia ese rush intenso que provoca el reconocimiento al talento, el laburo y el alma que se pone detrás de una peli.
Mi hijo a los 8 años dijo que iba a ser director de cine, hizo una peli con sus primos que anda por ahí en youtube, y fue feliz como nunca al estar en la filmación de un comercial que me tocó hacer. Un día me dijo que cuando él ganara un Oscar, le iba a comprar una casa a su mamá y a mí me iba a regalar la estatuilla. Casi me muero de sólo imaginarlo. Les confieso que espero ese día como ningún otro así como espero que Milo siga sus sueños más salvajes. Quién te dice, quizás lo lleven una noche en Hollywood a subir una escalera para después de saludar un par de estrellas, recibir una estatuilla dorada y luego de levantarla al cielo, arranque su discurso diciendo: "gracias a la academia..."


Perdí todos los puntos de documentales y cortos que no vi, pero me clavé 16 puntos en el resto. Masomenos ¿no?

Eco

Mar, crepúsculo, la naturaleza me regala el sol pintando las olas de naranja con pinceladas caprichosas. La textura aterciopelada del mar hace más intenso el acariciar de cada ola, me adormecen. Como una toma en estudio, la luna pone la luz de fondo, con su llena redondez, intensa y blanca como los leones y dragones que dominan el cielo lejos de los hombres. Cerca del horizonte unas barcas le roban a un Neptuno distraído algunos peces y eso será la paga de un largo día danzando en el verde suelo de sal. Escucho a lo lejos el eco de las sirenas que intentaron robarle a Odiseo la cordura y cruzando el tiempo y los océanos, me llega el cantar, arrullándome mientras siento sus caricias por todo mi cuerpo. Tirado boca arriba, con la mirada perdida en el cielo, con los pies asomando como queriendo sumarse al espectáculo. Sigo así y pasan los minutos y el sol cambia la paleta y le agrega un poco de rojo a la inmensa bóveda y al espejo en el que floto, dejándome llevar como el día que se marcha lentamente para dejarle lugar a la noche.
Pienso que todo es una ilusión y que no estoy aquí, es un recuerdo, un momento encapsulado por alguien para visitarlo de vez en cuando. El calor, la arena, el amor, las risas. Todo una fantasía que ahora recuerdo y quizás alguna vez viví.

Recomendación cinéfila (doble)

Tema I:
Por el amor de Dios no se les ocurra alquilar o copiar en DVD la peli "Slumdog Millionaire" y verla en una triste pantalla de televisión. Háganse un favor, un regalo, un mimo; tómense un taxi o el subte o tren y bondi si es necesario pero vayan a verla sí o sí al cine. No sean mezquinos con sus sentidos y busquen una sala con buen sonido, una gran pantalla y prepárense para ver una peli extraordinaria. Y les remarco la palabra extraordinaria porque es de las que salen de lo común, es una clase de cine cómo está contada; desde el guión, la cámara, los subtitulados en inglés. Una clase también de color y no me refiero al que captó el director de fotografía, me refiero al de la vida, de la pobreza cruda y ojo que Slumdog no es una patada en las pelotas como Salam Bombay (de hecho le cambiaron el nombre a Bombay como si eso cambiara el hambre y la miseria pero parece que todo sigue igual)no esperen un garrón porque no lo hay. No esperen una peli con moraleja que te da ganas de salir del cine y adoptar un villero. Villeros a los que les llegó la globalización y son cada vez más parecidos vivan en una favela, el conourbano bonaerense o la India.
Podría tentarlos con decirles que es del director de Trainspotting pero sería hacer trampa. Es un espectáculo que daría cualquier cosa por borrar de las 20" de hotel con dvd sin marca y un parlante de Spika así poder ir al cine a disfrutarla a pleno.

No digan después que no les avisé cuando la vean en HBO.

Tema II:
PROHIBIDO ir a ver "The Reader" sin leer el libro. Se lee en una tarde, pueden pedírmelo pero les voy a pedir 100 pesos de seña ya que está dedicado y generalmente los libros no se devuelven. Está súper bueno y el trailer pinta que tienen ganas de respetar el original. La dirige el inglés que hizo The Hours, generalmente eso no dice nada pero a veces sí. Veremos.

PROHIBIDO VER EL TRAILER PORQUE CUENTA TODO!!!!