3D
Hoy salimos hacia el cine con las expectativas bien abajo, el plan era ir a ver Monsters vs Aliens en 3D en una refaccionada sala de Belgrano. Llegamos sobre la hora, nos dieron anteojitos "con pocos dedos" que al instante traté de dejar lo más impecable que pude. Quisiera volcar la real sensación de todo lo que viví y una vez más, creo que me quedo corto. Palabras como fascinación, deleite, entretenimiento puro, diversión, maravilla técnica, regocijo son pocas para describirlo. Vi cinerama cuando era chico en una esfera que te mareaba y les digo que flasheé porque era increíble, estuve en cuanta gilada 3D hay en Disney y Universal y no sentí nada parecido a lo de hoy, en IMAX 3D vi a Cameron jugando a ser Jaques Custeau en el fondo del mar en la nada despreciable sala del Natural History Museum de Londres y no me voló la peluca; no sé si fue el 3D o la combinación con las escasas expectativas despertada por la peli que pintaba para siesta pero hoy me deslumbré. Me encantó estar adentro de la peli pero me quedé colgado con lo que va a venir. Este finde jugamos a lo loco después de un año sin Xbox y pensaba en el corto blanco y negro de los comienzos del cine en el que un cowboy forajido y bigotón dispara a cámara espantando a un público desprevenido o el corto "L'Arrivée d'un train en gare de La Ciotat" que hizo que todos en el pueblo de mi abuelo corrieran llevándose sus sillas (real story) gritando en italiano que los pisaba un tren. Pensaba en los juegos donde sentís, tenés miedo y corrés porque te matan y cómo la tecnología nos va a meter adentro de la acción. 3D, 4D, inyección en el culo de imágen, sonido y olores o una pastilla que te haga vivir las historias como lo predice la Sci-Fi. Es infinito lo que vamos a poder experimentar. Si uno de esos viejos que se asustó con un tren llegando a la estación, lo sentás a jugar en HD un juego de guerra en primera persona, se vuelve loco, no entiende nada. O peor, lo hacés volar como Superman, o lo hacés correr a 340 km/h en una Ferrari en Nürburgring. Hace mucho que el cine me sorprende en lo técnico, en lo mágico. Lucas, Spielberg y los genios de la ciencia ficción, Alien que no me dejó dormir o Blade Runner, los ejemplos son numerosos. Descubrir paletas cromáticas que no había visto nunca, que el Rafael de Sanzio se hubiera muerto por tener a mano. Cosas que los libros no alcanzan a construir porque nuestra imaginación no es la de Ridley Scott y hoy en día trabajan 500 de estos tipos al unísono para pegarte en la nariz con un bate. Sentí eso en un cine hace añares cuando llevé a mi hermana a ver La Sirenita, no entendía cómo se podía pintar con esos colores; luego Matrix me regaló cosas que nunca imaginé, o Meteoro con su lisérgico viaje de espectro inédito me hizo volar como nunca. Hoy con esta peliculita divertida y súper entretenida sentí que el cine dio otro paso. Espero que vayas a una sala 3D, pongas los 23 mangos que piden, lleves unas carilinas para dejar los lentes impecables y disfrutes a pleno. Vas a ver que no viste nada igual.
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NOTA: no siempre un bate en la nariz es un garrón ;-P
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