Preguntas

¿Por qué será que cuando alguien que querés está feliz te pone contento pero no te empapa de felicidad como sí te deja hecho una piltrafa cuando esa persona está triste? ¿La felicidad es impermeable y la tristeza es como una milanesa llena de aceite que todo lo mancha? ¿Qué mecanismos activa el dolor del otro? ¿Por qué las lágrimas nos afectan más que las risas? ¿Será que la felicidad es más difícil de conseguir y la tristeza está disponible 24/7 siempre lista para ahogarnos con su mierda? ¿Por qué alguien tiene un oasis de alegría, una buena después de mucho tiempo, y se cae todo el resto como una casa de naipes ante un huracán? ¿Por qué la frazada corta? ¿No se puede andar un año derecho, sin patadas en el culo? ¿Por qué es tan difícil aceptar que alguien se muere? ¿Será que siempre se llevan un pedazo nuestro con ellos y por eso duele? ¿Por qué se nos parte el alma al ver a la persona que amamos sufriendo?

Me gustaría tener alguna respuesta pero son preguntas que hago irresponsablemente, como si alguien pudiera contestarlas. Me da bronca verte sufrir y estar lejos, escuchar tus lágrimas a través de un parlante y no estar ahí, aunque sea para que me mojes el hombro, como lo hace con mi corazón tu tristeza infinita.

shampoo

De los 41 años que tengo, fui pobre treinta y pico y el resto anduve bien pero sólo por comparación. Este fin de semana sentí nuevamente lo que es la pobreza ya que debido a un par de cumpleaños de gente que amo y unos viajecitos al otro lado del río, quedé en la lona. Lona al nivel de que no poder pagar en el super porque me rebotó la tarjeta de débito y lona de ir al banco y sólo poder sacar 20 pesos, dejando un saldo de $4.90 que hacía tiempo no veía. Plus en la otra cuenta tengo un -200 que me deja en un real estado de rucci auténtico. Con mi billetito de 20 pesos fui a farmacity porque me quedé sin shampoo. Bah, tiré 10 envases vacíos el sábado y quedó uno que por marca desconozco de qué época es pero sospecho previo a mi separación, no lo sé. Cuando estaba en la cola de la caja pensé que podía usar este desconocido complejo de químicos recién descubierto en mi baño para dejar mi pelo (y el de mis chicos) brillante, sedoso y libre de caspa, y con mis escasos fondos comprar unas facturas en la panadería ya que venían mis sobrinos y hermanos a tomar el té. Sin vergüenza alguna dejé el shampoo en la góndola y sin nada en las manos me fui con la frente en alto hacia Triunvirato casi La Pampa. Cuando llegué a casa me hice un mate y sentí nuevamente la experiencia de no tener nada. (Pensaran en dolares debajo del colchón o embolsados en un freezer a salvo de cacos, pero no están ya que los que tenía que no eran muchos, se los presté a mi hermano y no veo cerca el reencuentro con los próceres del imperio) Me imaginan exagerado, literariamente armado para arrancar muecas ante el monitor, les juro que volví a experimentar el no tener nada y un alivio apareció unos mates después cuando el contador de la agencia donde trabajo me tocó el timbre con salvadores 200 pesos. Quizás sabiendo lo que es no tener un mango o haciendo uso de la imaginación, me salvó de una miseria escenográfica que me tuvo durante un rato volviendo a degustar el amargo sabor de no tener un mango, cosa que como en "Qué bello es vivir" deberíamos, de vez en cuando, tener entre los labios esa sensación para valorar y comprender mejor a muchos que viven esto como una constante día tras día y donde el tipo de shampoo es absolutamente irrelevante. Pero eso está como en otro idioma, tan extraño y difícil de comprender como lo es a veces la diferencia entre lo importante y lo imprescindible.

noche

Ella se levanta todas las mañanas cuando todavía es de noche y sigue así todo el día, sin ver el sol. Toma su tren que la lleva sin asiento hasta constitución y después de bajar unas escaleras sigue bajo tierra hasta el kiosko donde trabaja en la estación Plaza Italia del subte D. Todas las mañanas en su mundo de vagones amarillos y escaleras mecánicas. Detrás de su mostrador desfilan miles de rostros con sueño, preocupaciones y sueños. Por las ventanillas ella ve mil películas y en esas pantallas en movimiento, imagina historias para no ver la suya. Ríos de gente que pasan delante suyo y de esa corriente un día asomó una persona que le cambió sus días de luz fluorescente. La mirada vigilante que le otorgaba su uniforme, la hacía sentir segura, protegida, y los saludos se transformaron en charla primero y en amor después. Hoy levantar la persiana es abrirle la ventana al cielo y espera emocionada que llegue él. Francos, turnos, horarios que conoce al detalle le arman un cronograma de una precisión inusitada que disfruta como sólo se disfruta la víspera. Lo que ayer era una rutina de precios dichos sin ganas, ventas y vueltos desentendidos, se transformó en la escusa perfecta para estar ahí, cerca, con él. Separados por unos dulces envidiosos que apilados en el mostrador, espían debajo del vidrio sus risas, sus palabras. Por eso un día decidieron parar el mundo, para poder besarse a la vista de todos sin que nadie los vea. Escaleras con sus barandas de goma inmóviles y cientos de personas congeladas en un universo detenido en el tiempo donde únicamente laten dos corazones al unísono, con el deseo como motor, ansiando que ese amor sea eterno como lo es la noche en el anden de Plaza Italia en el subte D.

Mariana

Me quedé sin palabras y eso señores, dice mucho.
Feliz cumple amor.

Ariel

Ariel es amigo, es redactor, es talentoso. Ariel es una de las pocas personas que conozco que tiene ideas y eso que trabajo en publicidad donde todos deberían tenerlas. Ariel tiene ideas no solo para el laburo, Ariel piensa. Ariel tiene una historia difícil. Ariel no tiene mamá. Ariel tiene novia. Ariel no trabaja y por eso es mi ídolo. Ariel me acompañó a dar una vuelta por el parque cuando volví de Londres con la cabeza partida en mil pedazos. Ariel fué mi farmacéutico. Ariel fue mi dupla creativa. Ariel me abrió la ronda de sus amigos. Ariel me pasó música e hizo que quiera el minimal entre otras cosas. Ariel empezó a trabajar siendo un pequeño niño y se fué siendo un gran genio. Ariel no me da bola cuando le recomiendo una peli. Ariel es uno de los seres que quiero y admiro por igual. Ariel cumple años hoy y por eso lo aplaudo de pie, que vengan muchos años más. Ariel está vivo. Y me alegra. Ariel fué el culpable de que escriba acá y por el efecto dominó que es el destino, me regaló entonces a Mariana. Gracias Ariel.

Wandâfuru raifu (wonderfull life)

Hoy vi After life y me quedé pensando cómo estoy fascinado por el cine oriental. Chino, koreano o Japonés, descubro en cada uno de ellos una sensibilidad de otra frecuencia. Como puro argentino, soy pura mezcla. Soy italiano e inglés en porcentajes que no se corresponden con la sangre. Y eso hace que me emocionen cosas en un amplísimo espectro, pero quedo descolocado con la infinita sutileza y grandeza, por qué negarlo, de los orientales cuando se ponen a escribir o detrás de una cámara. Tienen una sensibilidad de otra escala. Como el espectro auditivo de los perros. Tienen un fino que envidio. Pero me llega algo pese a mi ignorancia. (No me gusta decir nada de una película pero ésta devela en los primeros minutos lo que voy a contar ahora) La peli habla de tener que elegir un momento después de morir para irnos con ese único recuerdo al paraíso. Pensé, o mejor dicho recordé, muchos momentos. Con mis hijos, solo, con granny, con mamá, con algún amor. Ahora que lo pienso ni los protagonistas de la peli, ni yo, elegimos ni a el padre, ni hermanos ni a amigos. Cómo se cierra el círculo de lo imprescindible.
Sé muy bien qué recuerdo elegir, pero quiero jugar y poner unos más sobre la mesa. ¿Elegiré una mañana en spegazzini con la plata de los ratones ante un diente caído yendo solos granny y yo al kiosko del manco en la estación a llenar una bolsa con caramelos? O una tarde en temperley llorando en la falda de mamá porque se había ido mi infancia? Será un día con Stephanie? Será el día que hice mil goles gracias a mis tapones de aluminio en el medio del barro en una cancha imposible cuando me pusieron "la chancha"? O el día que me tomé un taxi después de ver Forrest Gum al hospital para despedirnos con mamá cuando se moría? Será una remoloneada en la cama de granny escuchando "dos en la noticia" con Magdalena y Silvio Huberman entrando ese sol único cortado en rodajas por la persiana? Será una tarde con scotch pancakes, scones y té con leche? Será un día en un bote sacando truchas con el viejo? Será un día en la colonia?
Pero no se confundan, no me salieron recuerdos conmigo sólo sino hasta agotar el bombardeo de flashes con mis hijos. La espera con anï del parto de milo, los primeros días de los dos, las navidades, las vacaciones. Los "papi te quiero" Días con mis bebés cuando todavía eran eso. Días simples que adquieren una dimensión celestial por el hecho de estar juntos. Como la noche del sábado, o las salidas de otoño por cabildo que no dicen nada en ese momento y hoy dicen casi todo. Tardes de plaza en Belgrano R con hamacas que fueron pero no volverán. Con toboganes que aún hoy me regalan en sueños esas sonrisas bajando a toda velocidad. No voy a contarles cuál es mi recuerdo elegido (absurdamente lo guardo para ese día) pero les dejo una pista porque sí es uno siendo yo un niño. Un niño acompañado por sus hijos.

milo

mi hijo es un chico muy especial. Tiene 10 años, con una imaginación y un corazón desmesuradamente enormes. Y hoy armó su blog al cual los invito a que pasen y vean. Son sus videos, dibujos que ya vendrán e historias escritas a su manera. Disfruten.

http://www.mi-lo-ve.blogspot.com

muerte

Ayer fue primero de mayo y estaba en el living editando, distraído mientras pasaba a la mac el video, haciendo varias cosas a la vez como siempre, mate, zapping, itunes sonando algo, lo normal. Pensando en una cosa mientras hago otra, cuando veo de pronto que en el sillón está sentada la muerte. Sí señores, enorme, de negro, con capa, mangas largas una cara oscura que no se deja ver. Cliché total. Le digo: " pensé que la guadaña era una metáfora" y le robé una carcajada. Como la única certeza que tengo en esta vida es mi muerte, nunca me asustó. Miedo le tengo a otras cosas y a otras muertes, pero a la mía no. La miré con algunas preguntas en mis ojos y le comenté que no me interesaba jugarle una partida de nada para ver si le ganaba unos años. Ni ajedrez, ni cartas, no señor, eso es para Bergman o de última para Woody, no para mi. Me dijo que leyó todo lo que leí y que mis chistes no le causaban gracia. Le recordé que se había reído hacía un minuto y se quedó como diciendo "qué boluda". Como sin querer dice: "hoy no laburo" y se acomodó la capa como si nada. Me sorprendían tanto mi calma como la magnitud de semejante presencia. Le pregunté si era normal que alguien no le tenga miedo y me respondió que no sabía porque era "mi" muerte, que le contaron del miedo de todos, pero como estuvo a mi lado todo este tiempo, nada le sorprendía a esta altura. Su voz no tenía la gravedad que imaginé pero eso es porque en la realidad no existen los efectos de sonido. Tampoco descolló por su elocuencia, más bien estaba como aburrida y en un punto me dió pena. Un día lluvioso, apareciendose porque sí, sin motivo. Castañeda nos hizo ver que para los chamanes la muerte está siempre a un brazo de distancia. Estar acompañando por años a un ser intrascendente como yo a todos lados es la muerte al cuadrado. A dormir, a bañarse, al colegio, al laburo, 13 años de casamiento. Decí que yo hago algo divertido, no me imagino la muerte de un contador. Tal vez el miedo de éste la reconforte, la haga sentir muerta. No sé, conmigo perdió. Quizás a ella le interesan otras cosas. O no le gusta mi música, y se escapa a la tarde con otras muertes que escuchan cantehondo. O es de Racing. Porque si yo soy así, mi muerte tiene mi suerte, y se debe querer matar conmigo. Debe putear día y noche diciendo: " no loco, no lo banco más, y de muerto va a ser peor este hijo de puta" Cuando casi le convido un mate recordé que mis chicos estaban viniendo para casa y como si fuera una amante, la invité a irse para no hacer bardo. Nada quiero saber de una guadaña y mis hijos cerca. Me dijo: "tranquilo gordo, yo con eso no tengo nada que ver" y con un paso más digno de Goofy que de enviada del averno, pasó por delante de la tele y me dijo como al descuido antes de desaparecer: " no te olvides que hoy dan Two and a half Men, me cago de risa con esa". A la madrugada como repiten la programación, puse de nuevo Warner Channel y miré a mi derecha con una sonrisa en los labios sabiendo que de ahora en más, cuando vea a estos tres, no me voy a reir solo. Y quién te dice, tal vez no sea mala compañía.