Valorar

Todos valoramos las cosas cuando las perdemos. Una figurita, un libro, un suéter, una carta, un papá, la adolescencia, la niñez. Cosas pequeñas, cosas enormes. Personas, amores. Trabajos, vacaciones. Viajes. Momentos. Momentos. Momentos, todo son momentos. Puta madre me vino un recuerdo de algo que ya no tengo, con olores, sonidos, imágenes nítidas, el frío, el ruidito de las piedras cuando bajamos del auto los 3. Patricio, James y yo, en un pub una noche. Me acuerdo cristalinamente cómo me acerqué a la barra y vi servir tres cervezas. La conversación, la risa de mi hermano. La luz. Los billetes que cambiaban de mano. La gente, la decoración. Los viejos sentados cerca del fireplace, la música del idioma. El ambiente de otro siglo. No iba a contarte esto en absoluto pero como un relámpago me vino este flash. Un flash, esporádico como lo es todo. Que se pierde. Como casi todo. Por eso no quiero valorarte cuando te pierda, cuando no estés. Hoy me di cuenta que te amo de posta, no de palabra, porque tuve miedo de perderte. Me cuesta superar las barreras que me impongo, que invento, que alucino como Quijote que soy. Monstruos que se interponen. Excusas que aparecen y me pelean. NO quiero valorarte cuando no estés y el amor que se disfraza de miedo para hacerme ver, me dejó con frío. Con ganas de que me calientes los pies como solés hacer. Y te imagino acá, sin ríos que nos separen ni molinos que me impidan cruzar los campos que me lleven a disfrutarte y amarte hoy. Que te tengo.

1 comment:

  1. Su texto me recuerda al delirio del Funes de Borges, ese niño prodigio capaz de retener todos los instanters del tiempo. Pero el tiempo se va, y yo también me niego rotundamente a eso. Y por eso me paso horas frente a las teclas creyendo que con hacer anotaciones, al menos algo se irá a detener. Como dice un amigo mío, parece que se detiene, pero no se detiene un carajo.

    Atte.

    AG.

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