buquebus

mi novia es uruguaya y la conocí por este blog. Otro día les cuento cómo. Hace unos meses que jugamos a querernos como dos pendejos y tratamos de llevar adelante la utopía más ridícula de todas: el amor. Como pasa siempre con la gente grande, llegamos a la cancha con mañas, diferencias, chicas y enormes. Yo con mis hijos, ella con sus ilusiones. Los dos atravesamos este momento (soñado por muchos) de estar enamorados con muchas ganas. Ganas de querer, que son de las ganas que hay, de las más nobles. Y me intriga el amor. Mucho. La química que te hace poner así y no se toma con agua. La sensación de que todo puede funcionar, que todo es posible. Yo no creo en dios, en santos, en brujas ni en nada, pero siguiendo el patrón "incoherencia ante todo" de mi sistema operativo, me enfrenté a un par de brujas en distintos momentos de mi vida y me quedé con dos frases que apoyé internamente cuando verificaban y cuando no, me hice muy el boludo. Una era que el amor de mi vida iba a ser una rubia y la otra que no iba a ser argentina. Del catálogo cromático y geográfico de chicas que pasaron por mí, sólo dos verifican, Una se perdió en el pasado y la otra es Mariana. Yo quiero creer que es ella.

Cada vez que estoy en la fila para subir al barco, siento algo parecido y no sólo son las mariposas que tengo en la panza, no, es algo que todavía no descubrí, una adrenalina como la que debieron sentir en la antiguedad aquellos que salían a pelear esperando enfrentar a la muerte en el campo de batalla. Es la sensación de luchar ante algo imposible y sabiendo que vas a perder, sufrir e incluso desaparecer, vas igual al frente. Sin Valhalla. Sin paraíso. Esa lucha desigual ante la rutina, la mezquindad, el egoísmo, el aburrimiento, la indiferencia, la infidelidad y el desamor, la enfrento con todo lo que tengo. Como hice en más de una oportunidad. Estoy en el buquebus, que tomo un par de veces por mes, a veces más, otras menos. Como desde hace 7 meses, viajando a luchar a un país chiquito como nuestra historia, con un río anchísimo en el medio, grande como son nuestras esperanzas de que nos vaya bien.

Es porque soy un boludo la mayor parte del tiempo pero ante el amor me pongo peor, que escribo esto y lo comparto como comparto con vos mi ilusión. La que mientras lees esto compartis conmigo. Porque todos somos hincha del amor. Fanáticos aunque lo neguemos. Por vergüenza o por quedar como un puto. A todos nos pasa algo cuando vemos un beso en la calle, cuando en la pantalla Clint Eastwood bajo la lluvia mira esa camioneta cada vez más lejana o cuando recordamos esa pendejita tonta que nos hizo llorar por primera vez, de amor.

2 comments:

  1. El paraíso que yo quiero es éste: amar y ser amada con ganas, enfrentar la vida con lo que viene pero con amor, ¿se puede ser más afortunada? Y después, lo que sea que tenga que ser. TA

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  2. Usated sabe que me gusta mucho una mujer y eso me preocupa tanto.

    Qué increíble dignidad la de pelear batallas perdidas de antemano.

    Un abrazo,

    AG

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